viernes, 9 de noviembre de 2007

NI UN INSULTO MÁS.

por Víctor Gago
Criticar al Gobierno se ha convertido en una actividad de riesgo en España. Opositores de la sociedad civil, políticos del PP y periodistas son hostigados casi a diario desde el Gobierno, el PSOE, los partidos nacionalistas y extremistas coaligados al presidente Rodríguez Zapatero, canales públicos de televisión y de radio, medios de comunicación afines –una aplastante mayoría–, universidades y gremios profesionales altamente dependientes como el de los actores.
El estigma de "fachas", "fascistas", "extrema derecha" o "golpistas" es lo mínimo que cualquier opositor debe sobrellevar hoy en España. La destrucción personal y de la reputación, las propuestas de censura contra medios de comunicación, los ataques ad hominem, la calumnia, la caricatura ominosa, el insulto y el escarnecimiento público, cuando no la detención de afiliados del PP, la persecución jurídica, los ataques físicos y las amenazas de muerte, como en la última Diada o como las sufridas recientemente por el escritor César Vidal, se han convertido en prácticas de represalia casi cotidianas.
"El PP debe aprender a convivir", ha sido la respuesta más significativa del Gobierno, lo que da una idea del grado de desamparo institucional en el que se desenvuelve el ejercicio de derechos fundamentales en España.

La reacción oficial del PP, único partido de la Oposición y principal víctima de esta estrategia de acoso inaugurada con el Pacto del Tinell de 2003, consiste, en líneas generales, en un resignado silencio, lo que no impide que algunos líderes del PP estén defendiéndose a título individual y alertando de la amenaza gubernamental a los derechos civiles.
Ante la grave situación de la libertad en España, sin parangón con ningún otro país europeo y evocadora de los orígenes de la persecución a opositores en nuevos regímenes populistas como el de la Venezuela actual, Libertad Digital abre a la curiosidad del mundo un observatorio de la violencia física y verbal contra la Oposición democrática en España.

Hitos de la campaña de acoso, noticias actualizadas y una guía con diez medidas prácticas para defender el ejercicio de los derechos civiles integran esta luz de alerta permanente sobre el estado de la libertad en nuestro país.
DIEZ MEDIDAS CONTRA EL ACOSO A LA OPOSICIÓN
I) NI CAER EN LA PROVOCACIÓN, NI DEJAR PASAR
No responder al insulto con el insulto, pero tampoco dejar pasar un solo insulto más. Más que nunca, la fuerza de la razón contra la razón de la fuerza. Agredidos por el Gobierno, el PSOE y sus aliados, ignorados –cuando no despreciados– por la mayoría de los medios, los opositores en la España de Zapatero están obligados a demostrar más inteligencia, serenidad, firmeza y agudeza que sus perseguidores.
II) DENUNCIAR AMENAZAS, INJURIAS Y CALUMNIAS
Hay que documentar todas las agresiones a derechos fundamentales como la libertad de expresión, ideológica o de conciencia, hoy amenazadas en España. En empresas, en universidades, en foros públicos, en medios de comunicación... tolerancia cero al amedrentamiento. Ante cualquier agresión, denuncia.
III) ISABEL SAN SEBASTIÁN, UN EJEMPLO A SEGUIR
Es fundamental no prestarse a servir de coartada a quienes insultan, amenazan y, en general, amedrentan. Si insultan, nos vamos, debe ser a partir de ahora un imperativo práctico para líderes de opinión, dirigentes de asociaciones civiles y portavoces del único partido de la Oposición. Participar en su juego es legitimar a los liberticidas.
IV) ¿TROLLS? NO, GRACIAS
Los bloggers liberales son uno de los objetivos preferentes de la campaña de amedrentamiento contra opositores y periodistas en España. Los círculos zapateristas se infiltran en ellos como trolls –un troll es un reventador habitual de foros–. ¿Tiene Usted un blog crítico con Zapatero? Deje que los trolles se retraten con sus insultos, expóngalos a sus lectores y después, échelos de su blog.
V) S.O.S POR LA LIBERTAD EN ESPAÑA
Alertar a la Opinión e instituciones globales de la situación de la libertad en España, por todos los canales posibles. Hay variadas formas de hacerlo: cartas a los medios de comunicación –The Economist, International Herald Tribune, The Wall Street Journal, The Times, Fox News, CNN, Sky News...– iniciativas ante el Parlamento Europeo,... Es posible, además, presionar a los representantes españoles en el Grupo Popular Europeo para que insistan en iniciativas como la del eurodiputado Luis Herrero en defensa de COPE y a favor de la libertad de expresión en España.
VI) CONTRA EL CORDÓN SANITARIO, LA RED
Crear redes de blogs a favor de la libertad en España –Red Liberal es un buen ejemplo– grupos de activismo por los derechos civiles en plataformas como Facebook o MySpace, o listas de correo electrónico es una respuesta fundamental para romper el cordón sanitario de políticos y medios de comunicación pro-gubernamentales contra las voces opositoras en España.
VII) EL PP DEBE MOJARSE
Hay que exigir más firmeza a los dirigentes del PP en la defensa de la libertad amenazada en España. Si el PP no se defiende a sí mismo, que, al menos, defienda a su electorado.
VIII) LA SOCIEDAD CIVIL ES LA CLAVE
El apoyo a asociaciones que están defendiendo en precario la libertad de todos y están siendo brutalmente perseguidas por ello es vital. La Asociación de Víctimas del Terrorismo, el Foro Ermua, el Foro de la Familia, Profesionales por la Ética, Convivencia Cívica Catalana, Educación y Persona, Fundación DENAES, la Iglesia Católica y otras organizaciones de la sociedad civil española están liderando la causa de la libertad individual, son perseguidas por ello y necesitan el máximo apoyo de cada familia.
IX) TODOS DEBEN SABER
La acción sobre el entorno más próximo (familia, trabajo, universidad, amigos,...) puede hacer mucho a favor del ejercicio de los derechos fundamentales hoy perseguidos en nuestro país.
X) NI UN INSULTO MÁS
La libertad en España está amenazada por el Gobierno y su poderoso aparato de amedrentamiento a opositores y periodistas, pero ni mucho menos está acabada, mientras haya ciudadanos libres conscientes de su responsabilidad histórica. Ante el acoso, NI UN INSULTO MÁS.

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