viernes, 8 de mayo de 2009

LOS DE LA CEJA

Tuvimos ocasión de ver en la pasada campaña electoral, como los actores, directores y guionistas que forman la SGAE acompañaron a Zetaparo, dándole su apoyo con la invención del “Yo soy de la ceja” y por supuesto su voto. Esta semana hemos conocido qué clase de personas forman esta Sociedad General de Autores Españoles. Según informaba EL MUNDO, en la ciudad de Almería se ha producido un concierto benéfico para recaudar dinero que ayude en la investigación de la enfermedad denominada de Alexander, enfermedad degenerativa –de las denominada como “raras”, y de la que poco se conoce- la cual va mermando las facultades de la persona que la padece hasta convertirla poco a poco en un vegetal. Esta extraña enfermedad desgraciadamente, la padece un pequeñín de cinco años almeriense llamado Juanma, y por el que el famoso cantante David Bisbal accedió a participar en un concierto benéfico totalmente gratis, en aras de recaudar todo el dinero posible para continuar la investigación de la enfermedad, sin cura o tratamiento paliativo a día de hoy.

El cantante almeriense logró encandilar al público consiguiendo un lleno espectacular, tal como nos tiene acostumbrados. La recaudación fue buena, cincuenta mil euros, lo cual no está nada mal. Todo hubiese sido bonito en esta buena causa sino hubiese sido por la intervención de la banda de la ceja o como se le conoce oficialmente, SGAE. En muchas ocasiones he hablado de la falta de valores a la que nos enfrentamos en la sociedad actual, pero lo sucedido en este episodio sobrepasa incluso lo inhumano. La subvencionada SGAE, la cual además de percibir los gravámenes a los que nos someten gracias a la ayuda del gobierno actual y a la amistad demostrada entre la vicepresidenta De la Vega y la actriz Pilar Bardem, en la que la propia Bardem fue la que impuso la cuantía del polémico canon que los españoles pagamos al comprar un CD o DVD virgen, tomó parte en el espectáculo de forma impositora.

La intervención de la SGAE en el concierto no fue para ayudar a Juanma, sino para “recolectar” en su propio beneficio. Según ellos, los derechos de autor de las canciones no pertenecen al intérprete sino al autor de las mismas, y es por eso por lo que se pasaron para cobrar su “canon”, la nada desdeñable cantidad del 10% de la recaudación, es decir, algo más de 5.000€. Pero no solo eso, sino que llegaron a cobrar un “depósito” por adelantado para poder celebrarse el concierto, sino amenazaban con no permitir su celebración, simplemente vomitivo.

Según la propia madre de Juanma en declaraciones al diario El Mundo; cuenta que "el hombre –se refiere al delegado de la SGAE en Almería –me llamó cuando estaba con el niño en rehabilitación en la clínica Fisiomarina. Me dijo que teníamos que vernos, y allí se vino". Fue entonces que éste le explicó "que había que dar una señal antes del concierto para que pudiera hacerse. Y que era ineludible firmar una solicitud de autorización a no ser que el autor cediera sus derechos. Así que firmé". No he visto un ejemplo más claro de arbitrariedad, autoritarismo e intervencionismo. Y eso, sucede en España.

Esta noticia ha tenido una gran repercusión en medios de comunicación a nivel nacional, emitiendo en sus editoriales canales de televisión, radio y prensa la noticia. Tras ésta, y viendo la publicidad negativa que se estaba tejiendo sobre la misma, la cual digamos no goza de la simpatía general, ha decidido que donará el dinero “recolectado” a estos padres para que puedan seguir investigando una cura para la enfermedad de su hijo.

Al fin y al cabo, este gesto habría sido bonito por parte de la SGAE, pero intentando enmendar la plana no han hecho más que empeorarlo, pues a lo que se han limitado es a devolver lo “esquilmado” en forma de donativo en lugar de aumentar la cantidad “donada”, por lo tanto más que una donación de lo que se trata es de una devolución.

En Marzo de 2.008, la SGAE, también cobró un “canon” por un macroconcierto a favor de la investigación de enfermedades raras en los que participaron distintos cantantes de la talla de Miguel Bosé, Andy y Lucas, Rosa, Pitingo, Revólver, David DeMaría, Edurne, el coro Gospel Living Water o Edith Salazar, quien llegó a cantar una canción compuesta por ella misma para la cita. Ninguno cobró por dar su voz a la causa. El macroconcierto se celebró el quince de marzo y se llamaba 300 segundos. A la SGAE le faltó tiempo para también pasar su cepillo recolector. En ese concierto se vendieron 1.512 entradas y sin embargo para haber sido rentable deberían haberse vendido unas 8.000. La falta de patrocinadores hizo deficitario el evento y no se obtuvo la recaudación pretendida. Esperaban el dinero para los distintos proyectos de investigación los 3.000 enfermos de neurofibromatosis, los 500 de leucodistrofia y los 900 de esclerosis tuberosa. Pero ese dinero no llegará, aunque la SGAE, si ha sacado rendimiento de él, unos 3.324€, como suele ser habitual el 10% de la recaudación, no del beneficio del concierto, de hecho en este caso, éste no existe.

Este suceso no ha tenido la repercusión que ha tenido el caso del concierto por Juanma, y la SGAE por supuesto no ha anunciado que vaya a devolver el importe en modo de “donativo” aunque sea realmente en modo de devolución. Siempre ha habido autoritarismos y autoritarios, aunque nosotros estamos en posición de comprar o no esos derechos y esas canciones que tanto rendimiento intentan sacar a cambio de nada. Es la ley de protección la que más daño hace a esta industria ya que sólo consigue con casos como éstos que el consumidor no compre sus productos. Yo no pienso hacerlo. Por eso optan con ayuda del gobierno de la ceja, por la arbitrariedad.

Por otra parte y para finalizar mi artículo, quisiera plantear una reflexión al lector. Siguiendo con el ejemplo del caso de este artículo, si es David Bisbal el que hace uso del intelecto de una persona que ha escrito una canción y le ha puesto música la cual el cantante lleva a los escenarios, ¿por qué tiene que ser el oyente el que pague al autor/autores un canon por la explotación de ese producto y no el propio cantante que realmente es quien disfruta de ese uso? Puede que la respuesta sea, porque de ser así, ningún cantante cantaría canciones que no hubiese compuesto él mismo para librarse del canon, ó porque puede que de ser así, los días de los cánones y gravámenes injustamente pagados por quien ya ha pagado su entrada para ver a su cantante favorito en acción llegasen a su fin, simplemente porque el cantante en cuestión no pudiese hacer frente a semejante gasto y no pudiese representar esas canciones en un escenario. El sentido común se escapa a esta ley. ¿Podemos imaginarnos que un arquitecto pretendiese cobrarnos cuando vamos a visitar a un amigo a su casa –diseñada por el arquitecto- por disfrutar de alguna manera de su creación? Sería inimaginable, pero con la música es lo que sucede.

Nos creemos que hemos progresado mucho como sociedad porque ya no vivimos en cuevas, comemos con las manos o nos bañamos en los ríos. Sin embargo, viendo hechos como éstos, solo puedo pensar que no somos menos salvajes que nuestros antepasados. Al menos, no me negaréis que ese salvajismo aún reside en algunos. En aquellos que aprovechan la ocasión para lucrarse de un acto benéfico para la curación de niños.

Pero quiero terminar este artículo con una nota dulce y no amarga, por lo que dejo a todo aquel que quiera colaborar el número de cuenta donde podemos ayudar a Juanma, voluntaria y desinteresadamente. Si pincháis en Juanma os llevará directamente a su página donde encontrareis más información. Perdón por la extensión del artículo, pero la ocasión lo merecía.

CUENTA BBVA:
0182 1454 11 0201530746

ó

Podéis mandar un mensaje para ayudar a Juanma al 5958 con la palabra:
ayuda Juanma

2 comentarios:

José Manuel Beltrán dijo...

Coincido contigo, tal y como se exponen los hechos, en la falta de tacto (por ser suave) de la SGAE y ¡ya no digamos! de su delegado almeriense. Que en un hospital, cuando se está recibiendo un tratamiento, se exponga que debe firmarse un papel y adelantarse 5.000 euros para la celebración del concierto, me parece no ya vergonzoso sino hasta casi chantaje.
Es verdad que la ley aprobada da esa potestad a la SGAE. Yo soy de los que se inclina porque la Ley debe ser respetada y cumplida. Otra cosa distinta es que la comparta y, entonces, debo luchar por su modificación. Pero ante la causa que movía el concierto se debía de haber ayudado y apoyado para el contacto con el autor, pues me imagino que ¡seguro! hubiese ofrecido también su aportación. Que esta se haya producido a posteriori no desvirtúa el sentido de tu crítica, a la que me sumo por lo racional de la misma.

Desde mi pequeña ventana recibe un cordial saludo, ciudadano.
http://ventanademarbella.blogspot.com

Josemarbella dijo...

Gracias por tus palabras José Manuel. No estoy acostumbrado a palabras de ánimos o simplemente que coincidan con mis opiniones, no sé si porque hay pocos que lo hagan o porque hay pocos que se atreven a hacerlo, al menos públicamente. La puerta de este blog siempre la encontrarás abierta para cuando quieras pasar a dejar tus reflexiones.
Un saludo...