sábado, 23 de mayo de 2009

AÍDO Y EL SER HUMANO

Esta semana hemos tenido ocasión de ver el nivel de los políticos que nos representan. La ministra de igualdad Bibiana Aído ha manifestado en una entrevista, que el embrión que crece dentro del seno de una madre no es un ser humano. Sugiero al lector que se tome un tiempo para asimilar y digerir semejante disparate de la nada menos que ministra que representa a las mujeres en España. Digo que representa a las mujeres porque esta ministra de igualdad no aboga por la igualdad entre hombres y mujeres, de ser así, ya habría entrado en el tema de la actual ley de divorcio, la cual cumple con la denominada discriminación positiva excluyendo al hombre y restándole derechos, o mejor sería decir, a los padres que a las madres, simplemente por su género. Pero eso es harina de otro costal y tema quizás para otro artículo.

Habiéndonos tomado nuestro tiempo para asimilar tal afirmación, he de decir que un experto en metafísica tal como él mismo se ha denominado, para quién no lo sepa nada menos que es ministro de Educación en la actualidad, hermanísimo del periodista Iñaki Gabilondo; Ángel Gabilondo, ha declarado tras oír a la ministra Aído que él como metafísico le llevaría mucho tiempo precisar qué es un ser humano, dijo que para eso están los demás, entre otros; expertos, especialistas, filósofos y personas de la sociedad.

Yo no tengo carrera universitaria, no soy especialista o experto en el tema y ni siquiera soy filósofo –al menos de carrera-, pero no se me escapa que un ser que crece dentro de una mujer no es un geranio ni un gato, sino un ser humano. En muchas tertulias de radio y TV he oído decir que la ministra Aído es una analfabeta por manifestar estas palabras, una indocumentada y cosas parecidas. Yo discrepo de tal afirmación completamente, pues la ministra ni es una analfabeta –es licenciada en administración y dirección de empresas- ni por supuesto una indocumentada, puesto que es ministra y alguna documentación le habrá de llegar. La cuestión es que está haciendo algo tan abominable racional y éticamente, que es intentar negar lo evidente, lo cual es arduo complicado. En este relativismo que nos azota desde hace décadas ya se intenta poner en entredicho hasta la definición de lo que es un ser humano, o al menos desde cuándo. La degradación social en este sentido es descomunal. Yo le preguntaría a la ministra si no cree que lo que crece dentro del seno de un ser humano es un embrión humano, naturalmente tendría que contestar que si, pues como he dicho anteriormente, ni es un geranio ni pertenece a la especie animal, y la ministra es sectaria pero no tonta. El empleo de eufemismos nos ha llevado a no llamar a las cosas por su nombre, y algunos piensan que todo vale, todo es opinable y por supuesto, todo es relativo. Hasta el significado de ser humano.

Pero vayamos al fondo del asunto que es lo que importa. Mientras esta semana las tertulias de debates se han centrado en debatir sobre el sastre de Camps –el cual dijo primeramente que Camps pagaba en billetes de quinientos euros para después decir que Camps no pagaba esas facturas- El gobierno va a autorizar a una menor de dieciséis años a acudir a una farmacia cuando lo encuentre oportuno y se automedique con una píldora que le hará abortar el óvulo que tiene en su interior, esté fecundado o no. Me extrapolo en el tiempo –no hace tanto- y recuerdo aquellas costosas campañas en televisión por parte del gobierno e incluso de la Junta de Andalucía, invitándonos a acudir al médico cuando nos encontrásemos enfermos y por supuesto, hacía un llamamiento a los ciudadanos a no automedicarse. Pues bien, ahora parece que eso ya ha cambiado. Ahora es diferente. Ahora la automedicación es un derecho.

Aunque el debate se está centrando en el tema de la píldora post-coital, el verdadero drama está en que una niña de dieciséis años podrá acudir al Hospital Costa del Sol, sin el consentimiento y ni tan siquiera el conocimiento de sus padres para abortar hasta las catorce semanas “LIBREMENTE” y sin dar explicaciones. Después llegará a su casa y le dirá a su madre, mami, voy a echarme un rato, vengo cansada, es que acabo de abortar. Esta situación podrá producirse en cualquiera de nuestros hogares, el padre o la madre tendrá que agachar la cabeza pues el estado le ha quitado la potestad de ser padres y de ser los responsables de las acciones de sus hijos, tal y como dicta la ley hasta que cumplen la mayoría de edad, que hasta hoy son los dieciocho años. Nos dicen que hay que educar para no llegar a estos extremos, sin embargo, lo ponen al alcance de la mano. Sería como poner una olla con agua hirviendo en el parque de juego de un niño de dos años e intentar que con educación logremos que no se queme.

Yo al oír a la ministra de igualdad declarar que un embrión humano no es un ser humano –su propia palabra lo define- me recordaba tiempos pasados peores, donde los nacional-socialistas alemanes calificaban a los judíos y personas con minusvalías físicas o psíquicas con cualquier apelativo despectivo, eliminándoles la catalogación de seres humanos. Era la manera de poder aniquilarlos sin quedarles cargo de conciencia por sus actos ni remordimientos. Es a eso a lo que volvemos.

Para terminar me gustaría llegar a la raíz del problema. Y es que el verdadero adalid de esta nueva ley no es otro que Zetaparo. Muy inteligentemente ha metido en el gobierno a ministros de cuotas, serviles y que no le pondrán ningún pero ó discrepancia a sus mandatos inmediatos por muy horrendos que éstos lleguen a ser. La ministra Aído simplemente está materializando los deseos de su jefe de gobierno. Dijeron que la nueva ley del aborto sería de un gran consenso, nada de ello se ha producido, han impuesto su ley bajo su punto de vista y punto, liberalizando el aborto totalmente y llevándolo al extremo de permitírselo a menores de edad restándole a los padres la siquiera potestad de conocer el caso. De la cuna a la tumba, ya nos decía el economista Milton Friedman que los socialistas harán lo posible por intervenir nuestras vidas desde que nacemos hasta que morimos. Una pena que aquellos que dicen defender los derechos de los más necesitados e indefensos, no velen por los derechos de los prenatales a nacer.

Aquel que se denomina feminista, liberaliza el acto más horrendo y traumático por el que puede atravesar una mujer y desde ahora una niña. Facilitándolo al extremo y haciendo algo cotidiano de un remedio que sólo puede ser de emergencia y en casos excepcionales. Después no podremos pedirles a nuestros jóvenes sensatez y responsabilidad para guiar sus vidas. Pues el mensaje es; no te preocupes por tus actos, el estado paliará las consecuencias, al precio que sea.

Los socialistas hace décadas invitaban a la juventud a fumarse un porro, recuerdo a Tierno Galván invitándonos a toda una generación a hacerlo y a disfrutar de la vida. No hace falta que muestre los efectos en la sociedad que trajo el consumo de drogas en los jóvenes de aquella época. Ahora ocurre lo mismo con lo que ellos denominan el derecho de las mujeres. El tiempo volverá a mostrarnos cuán equivocados estaban, aunque no aceptarán las consecuencias que esta decisión acarreará. Siempre les quedarán los eufemismos y el relativismo. Ya lo dijo Zetaparo en su entrevista a la revista Marie-Claire, él es rojo, feminista y naif.

Yo estoy en contra del aborto y a favor de la píldora post-coital, pero siempre bajo supervisión y prescripción médica para todos los casos. Los menores de edad dependen de sus progenitores, por lo tanto siempre han de necesitar el consentimiento de sus padres para efectuar actos como éste.

La sociedad está confundiendo libertad con libertinaje, derechos con horrendos crímenes, muy propios de las consecuencias del socialismo. Con intervenciones del estado como esta en nuestras vidas, pocas ganas le quedan a uno de traer hijos a esta sociedad de hipócritas. Incluso, el pertenecer a ella.

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