sábado, 20 de diciembre de 2008

ESTADO VS. VIOLENCIA

Me ha parecido bochornoso e inmoral, el juicio y sentencia que hemos tenido ocasión de ver a una madre por “agredir” a su hijo, tras lanzarle éste una zapatilla al haberle ella regañado por no hacer los deberes.

El pueblo donde habita esta familia se echó a la calle en una manifestación de apoyo a esta madre, a esta familia. El resultado de la sentencia obliga a la madre a ingresar en la cárcel durante 45 días, y lo peor, a estar alejada de su hijo durante un año, con la consecuente separación de la familia. ¿Cómo puede un estado romper una familia de esa forma? Recordemos que los daños que tuvo el hijo fueron menores, un golpe en la nariz contra el lavabo, algo accidental tras golpearle la madre en el cuarto de baño en la parte trasera de la cabeza “un cocotazo” y darse contra el lavabo.

El estado, tras la denuncia del profesor del niño tras haberle preguntado qué le había sucedido, puso en funcionamiento su maquinaria “protectora”. Ése mismo que obvió las palizas cometidas por el padrastro de la niña Alba y que tras repetidas denuncias por tremendas palizas, quedaron en un rincón de algún juzgado acumulando polvo, y que dio la oportunidad a ese tío de darle la paliza definitiva, dejándola en coma y con graves secuelas tras una cuarta paliza, sin que los Mossos d´Esquadra hicieran ningún seguimiento para impedirlo, el juez no lo ordenó.

Me resulta sorprendente como el estado intenta paliar estos tipos de violencia con nuevas leyes, soliendo obtener siempre el resultado opuesto. Hemos cedido nuestra libertad al estado al darle cuenta de nuestras vidas, para que éste nos proteja, pero no lo consigue. Hemos visto como el estado ha endurecido las penas para los hombres que golpean a sus parejas hasta el punto de discriminar al hombre por el hecho de serlo, o como les gusta llamarlo, realizando una discriminación positiva -ya de por sí me resulta pornográfica esta palabra- Pero lejos de solucionar el problema, hoy hay más mujeres asesinadas y golpeadas a manos de sus parejas que nunca, incluso con pulseras GPS.

Pero los hechos son los siguientes; hace muchos años, tras la muerte del dictador, la sociedad española decidió que el maestro no era quién para golpear a nuestros hijos, el estado lo contempló, y hoy día, si a algún maestro se le ocurre tocar a un alumno se le cae el pelo. El resultado es que los niños no le tienen ningún respeto a los maestros porque éstos no pueden imponer su autoridad. Son los alumnos quienes hoy golpean y vejan a los maestros, claro que el estado nada hace al respecto. Sin embargo, es el estado quién se enfunda el mono de educador, primeramente imponiendo una nueva asignatura adoctrinadora denominada “Educación para la ciudadanía”, la cual nos recuerda a aquella otra impartida durante el franquismo, denominada “formación del espíritu nacional”.

Segundo, los padres tenemos prohibido por ley poner una mano encima a nuestros hijos, de hacerlo nos podría pasar como a esta madre sordo-muda que por intentar imponer su autoridad maternal frente a su hijo, ahora le alejan de él y la meten en la cárcel. Y Yo me pregunto, ¿qué padre o madre no ha pegado un cachete, un tortazo, una ostia, o un guantazo a su hijo? A dios gracias que la ley no es retroactiva, sino me supongo que la mayoría de los padres de estos legisladores tendrían que ingresar en la cárcel. Yo también, ¿y tú?

Tercero, ese estado es el mismo en el que su gobierno lanza un mensaje a nuestros jóvenes que dice, yo sin condón no. Mensaje en el cual, cuando menos es más que dudable la mayoría de edad en los jóvenes que realizan el “Spot publicitario”.

La sociedad y los niños no se educan con leyes, se educan bajo unos principios, unos valores y una moral. Tan perdida a día de hoy. Conceptos que últimamente nos han inculcado que pueden ser variopintos, de distintas sensibilidades o incluso, que éstos pueden brillar por su ausencia, pues son retrógrados y antiguos. Después vendrán los legisladores a restar aún más nuestra libertad, imponiéndonos leyes para solucionar problemas que nadie más que ellos han creado. Así nos va, ellos legislando y nosotros tragando.

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