lunes, 8 de febrero de 2010

LAS PENSIONES

Una prueba más de que el repartimiento de riqueza, o dicho en una palabra el socialismo no funciona, es el tema de las pensiones públicas en España. Hay muchos contribuyentes que piensan –los más jóvenes y/o los más ilusos- que el dinero que ellos hoy pagan se queda ahí para mañana tener su futuro asegurado, y no funciona así. A la vista está que el dinero que hoy pagamos sirve para pagar las pensiones actuales y no las nuestras futuras. De tal forma que según está estructurado el sistema, las cotizaciones de hoy pagan las pensiones a nuestros abueletes de hoy. Ellos también cotizaron entonces para pagar las pensiones, al igual que hacemos nosotros hoy por ellos. Recordaremos que este sistema es heredado del propio franquismo y aunque ha tenido alguna reforma, el sistema sigue intacto al implantado durante aquel régimen.


En los últimos días hemos visto que el gobierno está intentando una reforma en la cual cambiarían algunos ingredientes, es decir, el número de años cotizados, edad a partir de la cual se puede una persona jubilar, calculo de las bases para la pensión, etc… Como he dicho anteriormente, ingredientes que forman un plato insostenible, y que por lo tanto no servirá de nada. Un ejemplo claro es elevar la edad para jubilarse a 67 años en lugar de los 65 de hoy. Ojalá fuese tan sencillo como hacer ese simple cambio, pero no, eso es solo una engañifa. El gobierno que pretende ese cambio y que no se admitan las prejubilaciones, es el mismo que jubiló a empleados con 52 años en RTVE. Por lo tanto su credibilidad y su autoridad en este tema es muy poca. Y la confianza a la que tanto elude, cero.


Y es que el gobierno está ahogado por la situación económica y por las reprimendas que recibe desde Bruselas. Esta semana pasada hemos visto también como personalidades destacadas en el PSOE como el comisario de asuntos económicos de la UE Joaquín Almunia, ponía al mismo nivel a Grecia y España. Y el presidente de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, José Mª Barreda recomendaba al presidente Zapatero un cambio de gobierno, cosa que ha sentado muy mal en las filas socialistas persistiendo en su arrogancia y en no querer aceptar que no se están haciendo las cosas bien. Ya que por lo visto todos los agentes económicos están equivocados menos la ministra Salgado. Ya pasaba antes lo mismo con Pedro Solbes.


Pero el problema de las pensiones venía ya de lejos. Importantes economistas alertaban desde hace tiempo de que este sistema era inviable si no se realizaban importantes reformas. Reformas que llegan ahora en su peor momento y las cuales no son las mejores iniciativas para arreglar ese problema. La economía está en su peor momento y no tenemos precisamente a los mejores tecnócratas en el gobierno para ayudar a salir de la crisis. Creen que pidiendo toneladas de optimismo y confianza arreglarán las cosas, sin embargo, no consiguen más que su efecto contrario. Pues equivocan el concepto. Ya que la confianza no se pide ni se exige, la confianza se gana a pulso, y lo que provoca este gobierno cometiendo errores y dando palos de ciegos como en el tema de las pensiones, donde había muchas propuestas que al no ser acogidas por los sindicatos, directamente han sido retiradas, es la desconfianza de todos.


Me sorprende mucho que ningún político o agente económico hable de una reforma profunda del sistema de pensiones. Reforma profunda a la que algunos llaman pero que queda ahí, en el título. Porque como he dicho anteriormente, de lo que se habla es de cambiar ciertos ingredientes de un plato que de por sí continuará siendo insostenible. Y es que un sistema de pensiones conocido como sistema piramidal, el cual se sustenta sobre el número de cotizantes, siendo España un país donde cada vez se llega a una mayor longevidad y por lo que vemos, cada vez disminuye más el número de cotizantes, es un sistema que no se puede sostener de ninguna forma. El debate serio, pero que ningún político abrirá por lo políticamente incorrecto que puede llegar a ser, y ya sabemos que los políticos están para captar votos, no para gestionar bien nuestro dinero y sacarles el mayor rendimiento, es la privatización parcial de las pensiones. Y no estoy hablando de privatizar de un sablazo el sistema, estoy hablando de comenzar un sistema donde al ciudadano o cotizante se le dé la libertad de elegir. Un sistema mixto donde el ciudadano pueda elegir si quiere cotizar en el sistema público de pensiones o por el contrario hacerlo en una sucursal privada por su cuenta. Está claro que al principio al ciudadano le daría vértigo tal opción, y no serían demasiados “imagino”, los que optarían por dejar de lado el sistema público, pero con el tiempo, al aumentar la demanda de los planes de pensiones, aumentarían las ofertas y las financieras mejorarían poco a poco sus productos ofreciendo mejoras y más beneficios para el perceptor. Estoy seguro que poco a poco el sistema privado terminaría desbancando al público, aunque eso nos llevaría alguna que otra década. Esto sería abrir un debate serio y comprometido precisamente con los ciudadanos, ofreciéndoles la libertad de poder elegir entre un sistema u otro, y dejando lo que se ha convertido en un sistema obsoleto, tanto como el propio régimen que le dio nacimiento. Pero esto es mucho pedir de una casta que en sus preocupaciones personales e individuales no se encuentra desde luego el futuro, ya que ellos cuentan con unas pensiones “PRIVILEGIADAS”. Aunque algunos aún se empeñen en negar lo evidente.


El sistema de pensiones o jubilación ha quedado obsoleto, tanto como el propio socialismo que intenta protegerlo. Y en este caso meto en el mismo saco a socialistas y populares, porque ambos están en lo mismo. De hecho, un sector de los socialistas conocido como los guerristas, abogan por un gobierno de salvación con el PP. Apañados estamos.


Y es que mientras que el sistema de pensiones se sostenga del número de trabajadores que coticen, siendo este tan basculante en nuestra economía nacional, siendo ahora nuestra tasa de desempleo del 19,5% siendo ésta la más alta de la OCDE, siempre tendremos este problema. Problema que ante un asunto tan importante, no nos podemos permitir. Por nuestros mayores y por nosotros mismos.

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