Si algo bueno tienen las elecciones, sean éstas municipales, regionales o generales, es que siempre vienen acompañadas de destapes de corrupción por parte de los que nos gobiernan. No falla, y es que siempre suelen venir acompañadas de presuntas corruptelas originadas por distintos mandatarios, en su mayor parte por alcaldes.
Tal como hemos visto en estas últimas semanas, el alcalde de Boadilla del Monte y el ex alcalde de Majadahonda, ambos pertenecientes al PP y a la comunidad autónoma de Madrid, han sido detenidos por presunta corrupción urbanística, lo mismo ha sucedido esta semana con el alcalde de Alcaucín perteneciente al PSOE. Una vez más los hechos nos demuestran que el poder siempre corrompe. No importan las ideologías que se profesen, Don poder y Don dinero terminan haciéndose con las voluntades de los que nos gobiernan. El Estado de Derecho y la democracia tiene herramientas para paliar estos males que es la alternancia en política, otra cosa es que nosotros hagamos uso o no de ella decidiendo nuestro voto en virtud del merecimiento o no, no sólo del candidato sino también del partido.
No cabe duda de que los pioneros de la corrupción en política desde que tenemos democracia es el Partido Socialista, el Partido Popular antes podía presumir de estar prácticamente inmaculado al respecto, pero como no podía ser de otra forma y tras alcanzar cada vez más mandatos y por más tiempo, se va viendo que el resultado también es el mismo. No es sólo cosa de algunos desaprensivos que pretenden enriquecerse con el dinero del contribuyente -del trabajador que tanto dicen defender- se trata del sistema. Un gobernante por muy honrado y muy bueno que sea, no debería estar más de ocho años en su puesto, pues el resultado de permanecer tantos años sabemos todos cuál es. La política es un fin social, no una profesión, es por lo que todo mandato ha de tener un principio y un final no demasiado largo, a poder ser y según los hechos lo avalan, no perpetuándose en el tiempo.
Sé que en las poltronas y en los coches oficiales se está muy cómodo, algunos incluso se gastan verdaderas millonadas para “adecentarlos”, pero tanta comodidad trae autoritarismo –“Síndrome de
Nosotros podemos arreglar la situación, castigando no sólo al corrupto, sino a todo su partido. Pero mientras votemos por ideología y de forma partidista, sea el partido que sea, tendremos merecido lo que nos roben, porque lo harán. O por el contrario hacer como decía en un artículo el filósofo Gabriel Albiac; que nos dejen pagar nuestros impuestos a los políticos, y que éstos, a nosotros nos dejen en paz.
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