EL CAZADOR CAZADO

Esta semana se ha levantado una gran polémica como no podía ser de otra forma con uno de los ministros del gobierno, Fernández Bermejo. La semana pasada os hablaba de Fernández de Kirchner, hoy lo haré sobre el cazador furtivo –al menos en Andalucía— Fernández Bermejo.

El Ministro ha sido presa del sistema de Taifas –que no “comunidades autónomas”—que poco a poco va imponiéndose y que desde el gobierno se está ayudando a construir. Para que un cazador pueda cazar libremente en cualquier parte de nuestra nación, tendrá que tener diecisiete licencias de caza, una por cada comunidad autónoma existente, y estar atento a las lindes no solo de las fincas sino de las taifas. El ministro dice tenerlas de “casi todas”, una pena, porque de allí donde cazó junto con el juez socialista Garzón, en distintas fincas andaluzas de la provincia de Jaén no la poseía. Pero el tema es bien distinto, el tema es que nada menos que el Ministro de Justicia no sólo no respeta la ley, sino que la incumple, convirtiéndose en un cazador furtivo. Se escusa en su desconocimiento de en qué comunidad autónoma se encontraba la finca. No tiene edad para ser una víctima de la LOGSE, pero si muestra el nivel intelectual no sólo de nuestros políticos, sino de nada menos de un Ministro de un gobierno de España. Después nos escandalizamos del nivel de nuestros alumnos cuando es publicado el informe PISA.

Es verdaderamente llamativo que solo después de la información facilitada por un medio de comunicación escrito, la Junta de Andalucía haya tomado cartas en el asunto, abriendo un expediente informativo para averiguar qué ocurrió exactamente, según la propia consejería de Medio Ambiente ha anunciado para “valorar y evaluar qué ha pasado realmente”. Eso, a pesar de que el Ministro en todo momento se ha declarado “culpable”, eso si, con el cinismo y sarcasmo que le caracteriza. Le ha restado importancia al asunto, cosa que suele ser habitual en los delincuentes cuando se les imputa un delito.

En este caso, La Ley 8/2003, de Flora y Fauna contempla que los cazadores que practiquen este deporte sin el correspondiente permiso pueden ser sancionados con una multa que asciende desde 600€ a 4.000€. Con ello a Bermejo le costaría más cara la multa que lo que, según admitió él mismo, pagó por la cacería: 1.000€, cantidad irrisoria para cualquier cazador que se precie a realizar una montería de esta índole, pues a un cazador “normal” le costaría muchísimo más. Por lo que puede que por su posición y contactos, la sanción fuese igual de simbólica.

Tras ver a un Ministro de Justicia saltándose la misma a la torera, ser el primero en nuestra democracia en propiciar huelgas de secretarios judiciales y después de los jueces, siendo su respuesta intentar legislar una ley que se lo prohíba en el futuro, ver como hace honor a Alfonso Guerra cuando dijo éste que Montesquieu había muerto, yéndose de caza y después de comilona con un juez de la audiencia nacional y ver como el Presidente del Gobierno Rodríguez Zetaparo lo mantendrá “como no podía ser de otra forma” en su poltrona, no nos queda más que decir que vivimos en un país bananero. Y es que en España no dimite nadie, ni es cesado, puesto que aquí todo sale gratis. Zetaparo nos engañó cuando prometió el pleno empleo en campaña electoral porque no sólo no lo conseguirá, sino que terminará consiguiendo el pleno desempleo. Pero no pasará nada, pues sus incondicionales –que no son pocos— seguirán dándole su apoyo. Mientras votemos por ideología y no por forma de gestionar seguirán robándonos, nosotros seguiremos apoyándoles y creyendo que vivimos en una democracia avanzada cuando no llegamos ni al estatus de democracia. Como dijo Winston Churchill, cada estado tiene el gobierno que se merece. Y España se merece el que tiene.