¿Cómo se defiende una sociedad de personas como Josef Firtzl “recientemente conocido como el monstruo de Austria”, Santiago del Valle “presunto asesino de la niña de Huelva Mari Luz” o Angelo Caratenuto “presunto autor de la decapitación de su madre, el cual se paseó por la plaza del pueblo con su cabeza bajo el brazo”? ¿Qué puede llevar a una persona a atentar de esa forma contra otras, en muchos casos incluso contra sus propios familiares? Creo que ambas preguntas tienen difícil respuestas. Es difícil creer que alguien como Firtzl haya tenido oculto durante tanto tiempo tan macabro teatro en su propia casa, de Santiago del Valle sabíamos que padecía esquizofrenia y ya tenía antecedentes por agresión sexual y sobre Caratenuto, su propia madre había pedido auxilio hasta en
Es obvio que algo estamos haciendo mal, que hay personas que como nos anunció la madre de Caratenuto no pueden estar en el domicilio familiar y que hay personas que deben ser recluidas en sitios adecuados para su enfermedad mental, porque sus mismos familiares no pueden hacerse cargo de ellos, en definitiva, los manicomios son necesarios.
Podríamos intentar averiguar qué lleva a una persona actuar de esa manera, pero no me veo capacitado para ello. Aunque bien es cierto que en su mayoría es algo que les viene de muy largo, normalmente desde la infancia, también puede que desde algún momento en su vida donde se ha producido un trauma no superado. O simplemente porque la maldad vive en ellos.
Con estas personas ocurre lo mismo que con el tema de los violadores, en la sociedad se ha abierto el debate sobre si en ciertos casos deberían ser castrados químicamente, incluso algunos de ellos mismos lo han pedido ante su inminente puesta en libertad tras cumplir su condena, pues viéndose incapaces de reprimirse lo han solicitado. Pienso que como en los casos anteriores nos equivocaríamos, pues el problema de un violador no está en la entrepierna, está en su mente, por lo tanto no se puede integrar en la sociedad. Porque aunque su miembro viril no funcione, buscaran la forma de encontrar ese “placer” macabro en sus víctimas.
¿Cómo podemos defendernos de estos sucesos? Detectando el problema a tiempo, y como le pasó a la madre de Caratenuto poniéndolo en conocimiento de la policía o Servicios Sociales. Aunque bien es verdad que con ella el sistema social no funcionó, la advertencia a las autoridades de lo que le podría suceder permaneciendo bajo el mismo techo con su propio hijo tampoco. En este caso, el sistema la abandonó a su suerte, y eso es algo que se debe subsanar. No solo con estos casos, hay familias que están esperando que se cumpla con ellos la nueva ley de dependencia incluso desde el mismo momento en que ésta fue aprobada. El sistema es lento, muy lento. No sé si por este retraso en nuestro burocrático sistema, sucedió lo del caso de Caratenuto. Tenemos muchas leyes que no nos sirven para nada. Lo cierto por lo que vemos, es que el estado está haciendo dejadez de funciones la cual no es otra que la de proteger a sus ciudadanos, actuando cuando debe y con prontitud, y no cuando no hay marcha atrás. Muchos se rasgarán las vestiduras ante la posibilidad de que los ciudadanos puedan comprar armas como ocurre en EE.UU. Yo considero que si el Estado no te defiende, ha de darte la oportunidad de dejarte hacerlo a ti mismo, claro está que bajo unos deberes y obligaciones. Aunque esto en una mente europea y no liberal, es simplemente inimaginable.
Es muy complejo diagnosticar a personas como éstas, aparentemente tan normales. Estamos hartos de oír a vecinos decir, “era un chico tranquilo y bueno” o “nadie se lo esperaba de él”. El abanico es muy grande, desde estos casos ya comentados hasta la violencia doméstica, violencia callejera, y un largo etcétera. Estamos creando una sociedad donde el crimen y el robo se miran con buenos ojos, construyendo una sociedad vacía en valores y rica en inmoralidad, libertinaje y muy relativista.
Hay un libro que trata sobre la historia de una persona dentro de un manicomio de los de antes. El título del libro es el mismo que el título de este artículo, está escrito por D. Torcuato Luna de Tena en 1.979. En él podemos ver cuantas personas hay desviadas, que aparentemente podrían pasar como personas normales en la sociedad, pero que debido a una esquizofrenia o a veces algo peor, les incapacita para formar parte de ésta, aunque hoy están integradas en ella con sus visibles consecuencias. Para todos aquellos que les interese el tema, les recomiendo su lectura.
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